Encontré al amor de mi vida y le dije: hola mamá

Hoy es un día especial. Y lo es porque es el cumpleaños de mi gran amor, mi madre. No creo que sea una chica con suerte, pero si hay algo por lo que me siento afortunada es por tenerla a ella, a ella y a mi hermano, por supuesto, las dos personas que más quiero de este mundo y de todos los mundos que hay por ahí perdidos. 
Mi madre es esa persona fácil de querer, siempre sonriente y dispuesta a dar más de lo que espera recibir. Sincera, divertida, muy achuchable, y ¿sabéis qué? tiene superpoderes. Es capaz de hacerme reír cuando estoy enfadada, es capaz de sorprenderme, es incansable, puede estar en dos sitios a la vez, sabe curarme todos los males. Es una mujer admirable, con la cabeza en su sitio y siempre alta, supo crecerse en los momentos de debilidad, supo encontrar apoyo en mí, y he de decir que nada me hace tan feliz. Es la persona que me hizo de padre y de madre, de amiga, de enfermera, de psicóloga, de cocinera, de estilista, de peluquera, y de mil cosas más, a la vez que ha sido mi profesora de la vida, la que me puso las alas y me enseñó a volar, la que puso los brazos por si me caía, la que me dejó aterrizar en su pecho a pesar de los fallos. Es la más bonita de todas, la que nunca me deja sola, y se despierta de madrugada con apenas un ruido para preguntarme si estoy bien, la que recorrería medio mundo por mí si hiciera falta. Y no miento si digo que si me abraza es imposible que exista el dolor,  que contra el frío del alma ella es el mejor calor, que sólo cuando ella me habla yo entro en razón. Creo que es la mejor madre del mundo, y no es porque haga el mejor pollo en salsa (que también), sino porque me educó lo mejor que pudo, me dio todo lo que tenía y luchó por darme más, para que pudiera llegar más alto, más lejos, me dice que una buena educación marca la diferencia, me da su mano cuando estoy triste, me seca las lagrimitas de la cara, me enseña que los errores no son más que escalones previos al éxito, que la actitud es lo que cuenta, que la vida no es de color de rosa, que hay que pelear cada día, que hay que ser más fuertes que nuestro dolor, que la derrota no te mata, te enseña a vivir. Es mi mami, que me ha enseñado a hacerme fuerte a pesar de mis debilidades, para que mañana pueda lograr convertirme una gran persona.
Entonces, ¿cómo no voy a quererla? Si es mi vida, si ella es la razón por la que hoy soy quien soy, si es la que consigue hacerme olvidar ese dolor, hacerme feliz. Así que mamá, desde este pequeño corazoncito te deseo un feliz cumpleaños, y que no seas feliz sólo hoy, sino siempre. Te quiero, y es inevitable que diga que siempre te voy a querer, igual que lo es que diga que dicen que madre sólo hay una, pero que yo tuve la gran suerte de que me tocara la mejor. Gracias por todo.

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