Welcome to el mundo real

Voy diciendo que soy de piedra, que nada me hace daño y que nunca nadie me hará sentir que tengo ganas de dejarlo todo, pero luego llega él y lo manda todo a la mierda, y me hunde y me levanta a su antojo jugando conmigo como si no tuviera sentimientos. Lo peor es que los tengo, algo alterados en comparación con los de los demás, pero ahí están. Y ha llegado ese jodido momento en que de lo único que tengo ganas es de llorar, de meterme debajo de la manta y dejar el mundo de lado un rato, o una vida, y ahogarme en mi propia marea, consciente de la caída y sin ganas de afrontar la hora de levantarme. Para qué, no quiero que me hagan más daño. No sé por qué intento hacer las cosas bien, si luego nadie me trata bien a mí, si juegan conmigo como quieren, si nadie sabe entenderme ni quererme, si tengo ya el corazón tan frío, tan desgastado, tan cosido de tantas heridas que se me cae a cachos todas las mañanas cuando me despierto sola y despeinada en un mundo que no es el mío.

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