Sintiéndome al filo y amándote

Me da igual lo que diga la gente, que se alegren, que se mueran de envidia, que critiquen, que piensen que esto es como una farsa, una mentira sin fundamento, que intenten separarnos, que intenten que nos queramos, me da igual, ahora ya me da igual. No sé dónde estás, si vas con alguien en el coche, si estás bebiendo en un bar, no sé nada. Lo único que me ha quedado claro a estas alturas es que, aunque me joda inmensamente decirlo, como tú no hay dos, que por muy cabrón que seas yo te sigo queriendo y empiezo a creer que lo voy a hacer toda mi jodida vida. Que no hay unas manos que me dibujen igual que las tuyas, que contigo dejo de ser boceto para convertirme en obra de arte, que nadie me ha quitado la piel tan suavemente y se ha metido dentro para cerrarla con cremallera después, para quedarte aquí dentro, para ir siempre conmigo, y tantas otras cosas que haría una lista interminable de detalles que se esfuman en el aire viciado de la habitación de los deseos cumplidos, esa en que las estrellas parece que estén por debajo de nosotros. No sé dónde estás, pero quiero que vayas conmigo en el coche, que me dejes sorda con el sonido de la música retumbando en el bafle, y quiero que me bebas y no en un bar, quiero que estés conmigo en la cama, haga frío o calor, tú conmigo y yo sin ti.

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