Tu ropa queda más bonita en el suelo de mi habitación

Intento explicar lo que siento ahora mismo, lo que siento por ti, lo que me quema por dentro y por fuera pero no encuentro palabras que lo describan, de verdad, es tan intenso que nunca sabría hablar sobre eso. Lo que sí sé es que es por tu causa y efecto, y que si no quiero admitir que todo ha cambiado es porque prefiero recordarte con la imagen que tengo de ti, prefiero quedarme con lo que fuiste para mí. Me quedo con tu manía de despeinarme el pelo como si fuera un perro y de agarrarme por los hombros y besarme la frente después de ponerme la mejilla para que haga lo mismo. Me quedo con la indiferencia que a veces muestras al mundo y te centras sólo en mí, como si no existiera nada más que nosotros en ese justo instante, rompiendo esquemas, apariencias, relojes que nos roban el tiempo. La manera en que me temblaban las rodillas cuando te acercabas a mis labios, cómo me delataba la piel cuando te respiraba tan cerca. No sé si me conoces tan bien como crees, si lo hicieras sabrías que yo no soy fachada, que soy todo fondo y que nunca te diría lo mucho que te quiero sólo por miedo a perderte. Ahora finjo que no siento nada, que no te conozco tanto, que no me sé de memoria cada uno de tus detalles y de tus recovecos más secretos, de tus rabias y placeres, simplemente me dejo mecer en el ritmo de tus latidos esperando a que me despiertes y me digas que todo esto sólo fue una pesadilla, que nada estropeó lo nuestro en aquél invierno, el mejor invierno de mi corta existencia. En el fondo lo sabes, quiero que vuelvas a quitarme el frío, a gritarme cuando hago las cosas mal, quiero que vuelvas a hacerme sentir como solamente tú conseguiste que me sintiera y que no dejes de quererme hasta que se apague el sol. Vuelve.

Comentarios

Entradas populares