Ya estoy aquí, solo te quedan dos deseos.

No soy rubia ni tengo los ojos verdes o azules. Mi pelo es más bien normal, oscuro, ondulando tirando a rizado, se encrespa cuando hay humedad y siempre está algo alborotado. No tengo modales de princesa ni de película y quizás te sorprenda mi forma de hablar y actuar porque creerás que no me pega. No tengo la cintura estrecha y probablemente nunca me verás con uno de esos vestidos que salen por la tele, pero la verdad es que yo valgo mucho más que cada uno de ellos... y eso es lo que espero que entiendas. Puedo ser mucho más que una cara bonita y unos ojos grandes, puedo ser la que más llegue a quererte y la que más cosas te diga con la mirada, la que menos te esperabas. Me sentiría igual de bien tumbada a tu lado en la arena que en el césped, que en el sofá, que en el coche viendo amanecer, igual de bien que bailando una noche de sábado contigo besándome los labios con sabor a vodka. Me iría contigo al fin del mundo si hiciera falta, y no dudaría en hacerte reír cuando tus días fueran grises. Puedo ser la que más luche por ti, la que más te haga enfadar y la que te rompa el corazón para luego pegártelo pieza por pieza con el doble de amor. En la vida encontrarás unos besos como los míos, ni te van a decir las cosas que yo te diré cada dos minutos, ni te harán llorar de risa, ni siquiera serás capaz de pensar en otra que no sea yo. No hace falta ser rubia y tener la cintura de una Barbie si estás dispuesta a luchar contra viento y marea por la persona a la que quieres, si te das cuenta de que pararías el tiempo para quedarte mirando como ríe y cómo pone cara de no entender nada, si te quedarías a su lado para lo bueno y para lo malo...

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