Quiero que se pare el tiempo pero solo si estás aquí.

No sé si esto es amor del bueno o simplemente es un capricho pasajero, pero no puedo dejar de darle vueltas a todos sus pequeños detalles, a cada una de sus tontas manías. He pasado noches y días con él y me he fijado en cada uno de los matices que le hacen único, que hacen que yo le quiera como a ninguno más. Seguramente nadie más se haya fijado en el color de su pelo despuntado a la luz del sol, en lo feas que se le quedan las uñas después de mordérselas, o en la cara que se le queda cuando le dices lo guapo que es, aunque no se lo esté creyendo. Esas cosas que me sacan de mis casillas tan perfectamente colocadas, y de las que no conviene sacarme.La manía de decir siempre la última palabra y callarme las tonterías con miradas que dicen más que las palabras. Y la peor de todas, la de ser mi chico favorito y conseguir colarte en mí siempre que quieres. Eres lo que siempre había querido, alguien que me conozca por dentro y por fuera, cada curva, cada tono, cada sonrisa, cada palabra; alguien que sepa lo que me gusta y lo que no, que me gusta dormirme en el sofá calentita y que odio la leche por las mañanas; qué sepa qué me hace gracia y qué me molesta. Simplemente, alguien que me quiera querer. Ése eres tú. Lo que no sé es si yo estoy dispuesta a dejarme querer, porque la vida da vueltas y vueltas y nunca sabes con qué te encontrarás mañana, y menos aún si te arrepentirás de haber estado pensando en mañana en vez de en hoy.

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