Y es que hasta el aire me recuerda a ti,

Apenas hay luz en la habitación, a saber qué hora marcará el reloj. No tengo sueño. Mis ojos viajan vagamente por cada palmo del espacio ahora vacío. Cada uno de los centímetros del suelo que me recuerdan aquellos días felices. Cada uno de los lugares en que creí que te quería por encima de todas las cosas. Las malditas cuatro paredes que encierran tu presencia, tu olor, incluso tus risas. El espejo que tantas veces nos ha visto besarnos sin ganas de acabar. El suelo por el que tantas veces hemos rodado sin tener en cuenta el frío en la piel. Decir que el tacto de las sábanas me recuerda a tus manos sería un insulto para tus dedos. Y sigo sin poder sacarte de mi cabeza...

(continuará...)


El aire de todas partes trae tu olor y tu imagen revolotea por mi cabeza al instante. Recuerdo esa ilusión que tenía al verte cada noche y como buscaba tu boca en la oscuridad. Siento inevitablemente una nostalgia abrumadora cuando paso por los sitios en los que fui tuya, fuiste mío, fuimos sólo nosotros. Y pasan los días y yo todavía estoy colgada de ti, sin poder hacer nada aparte de robarte miradas. Me rompo por dentro cada vez que respiro, porque sin ti el aire no me llena. Los pocos momentos que pasamos en tu cama nunca se borrarán, y sigo pensando que el cielo empieza en tus pies y que hay que ir subiendo para llegar hasta las estrellas.


¿Qué parte te ha gustado más?