Es él. Y lo sé por lo que siento al verle. Y al no verle. Me siento la más feliz del mundo cuando está a mi lado, me coge la mano, me la aprieta con fuerza, me acaricia la espalda, me roza la cara, me besa los labios y se ríe de mis pequeños enfados. Cuando nos despedimos siento un vacío dentro de mí, no dejo de pensar en cada momento con él, y para mí es como si no existiera la gravedad, porque me siento flotar por encima de todos los demás. A eso lo llaman amor. Yo no lo sé. Lo único que sé es que aún siento mariposas cada vez que le veo.

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